Quien de nosotros de niños no hemos dicho o escuchado aquello de "Quien lo dice lo es... el mundo del revés!".
Esta infantil, ingenua y muchas veces repelente cantinela va a ser que no es solamente propia de un sinsentido imberbe...
Últimamente estoy empezando a comprobar que los adultos tendemos a sorprendernos, cuestionar e incluso calificar ciertas actitudes del otro sin darnos cuenta (o sí) de que nosotros, con otro formato pero con el mismo contenido, actuamos de la misma manera... y lo que es peor, no aceptamos margen de error con lo que por supuesto, a posteriori, ni pedimos disculpas ni matizamos...
Sí, siempre es más fácil arrancar para adelante, quizás si arrancásemos hacia arriba nos veríamos a nosotros mismos y de paso creceríamos...
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