Un día cualquiera, un día en el que los alicientes no son especialmente diferentes a los del día anterior, un día del que no esperas nada especial. Y así cuando menos se espera es cuando la bioquímica te regala una sorprendente e inesperada visita poniendo en marcha a toda velocidad el sistema endocrino. Con todas sus consecuencias: palpitaciones, rubor, cosquilleo en el estómago, tartamudez y lo peor, o lo mejor, comienzas a reirte de nada.
Dicen que cada uno de nosotros tenemos un mapa mental, un molde completo de circuitos cerebrales que determinan lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra. De un desconocido y no de otro...
Y sí, por qué no, enamorarse creo que es la palabra más indicada, porque eso, el cortocircuito que hace que se ilumine el mapa mental de cada uno y todo lo que ello aporta, eso, creo que eso es enamorarse.
Yo a veces me enamoro y cuando me pasa soy plenamente consciente, aparece mi mapa mental...
No importa si encontraré el tesoro, es un mapa y eso ya es un tesoro.
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