Sin previo aviso, así llegó.
El miércoles por la tarde esperaba al técnico de la caldera, que no era el que llegaba sin previo aviso. Esperaba tranquilamente frente al ordenador y de repente uno de mis ojos empezó a hacerse pequeño, la vista medio nublada porque mi ojo, además de pequeño, se estaba llenando de lágrimas y así, también de repente, fue mi nariz la que se inundó. Se inundó y empecé a estornudar como una posesa.
Mierda! me he resfriado, así de repente y sin previo aviso, me he resfriado!.

A pesar de los mocos y del malestar general resistí el día, y la noche. Incluso lo disfruté.
El viernes fue terrorífico, trasnochada y acatarrada me costó ser persona, pero el empeño por no dejar de hacer mi plan puentero (mis clásicas galletas de navidad) hizo que me armase de valor y bajase al super a por huevos, harina, mantequilla y azucar... no me dio para más.... "empezaré mañana con la elaboración".
Hoy sábado me he levantado tempranito y con la energía acumulada tras horas de camita y tele, me he puesto manos a la masa. De momento cuatro masas: con jengibre, con canela, con vainilla y limón y con cacao.
Todas en el congelador, las rocas de chocolate y el brownie quedan para otro finde, para el último antes de Navidad.
El horneado de las galletas también queda para otro día, así estarán más recientes y yo más recuperada.
Ahora me toca pensar como las presento este año...
Esto también lo haré mañana (o pasado...), el dichoso catarro le grita a mi cuerpo y a mi cerebro ¡DESCANSA!
Bueno, menos mal que mañana vuelve a ser domingo....
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