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14 de abril de 2012

Corazón De Melón

Hablaba con un amigo del valor que le damos a las cosas... de cómo estas circunstancias que estamos viviendo hacen que apreciemos cosas que en otro momento no habríamos ni tenido en consideración. Pequeñas cosas, pequeños detalles, pequeños caprichos... Él me decía que no le encontraba ninguna gracia a valorar en positivo aquello que consideraba que debería tener acceso aunque solo fuese por la cantidad de años que llevaba trabajando... Yo no le quito la razón sobre todo si uno añade a su argumentación que "privarse" de según qué lleva implícito cierto sentimiento de precariedad. Pero también le decía que si lo mirábamos desde otra perspectiva podíamos verlo como una "lección" y que si podíamos mantener la capacidad de ilusionarnos incluso ahora que todo está tan difícil y además hacerlo con cosas que no por pequeñas son insignificantes, a mí personalmente me hacía sentir bien, no menos mal, no, bien.
No se si convencí a mi amigo, creo que de eso uno no se convence, lo siente o no lo siente. Yo me siento felíz al disfrutar de "cositas", al ilusionarme con "cositas", de que se me plante una sonrisa con "cositas"... quizás es que nunca he accedido a "cosazas" pero me pregunto ¿sería más feliz si me olvidase de valorar estas pequeñas cosas que valoro? Rotundamente creo que no.
De niña me regalaron un muñeco, creo que era un payaso, que tenía un disquito en algún lado de su cuerpo que cuando lo ponías en marcha sonaban una serie de frases, yo solo recuerdo ésta:
"Qué ilusión comerse un melón!"
Yo prefiero una sandía pero...¿por qué no?

2 comentarios:

  1. Estoy contigo, Helena de Grecia.
    Debemos disfrutar de las cositas pequeñitas que son las cosas que alrgran y dan sentido a la vida.
    Una caricia ligera, un besito sin más, un regalito pequeñito pero que destila amor, un café inesperado con los amigos,...
    Yo practico un par de ejercicios que te recomiendo: salgo de casa a buscar cosas bonitas, y las encuentro y me emociono; y también observo y mucho, y encuentro cosas muy bellas como una madre que besa a su hijito, como un tontito que ríe porque alguien le dedica una palabra amable, una paloma que bebe en una fuente, una anciana ayudada por un joven a cruzar la calle,...
    Es cierto, o se siente o no, pero si se trabaja se acaba sintiendo!!!

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  2. Yo no lo practico a propósito pero igual empiezo a hacerlo y sí todas esas pequeás cosas, salvo lo de la paloma que las de ciudad me dan cierto repelús, coincido contigo en que me alegran la vida por su ternura. Cosas sencillas, pequeños-grandes placeres...

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