Lo cierto es que visto lo de ayer diría que bien poco...
Celebramos el cincuenta aniversario del hermano mayor de una amiga y nos reencontramos algunos, l@s "barones", con los que compartimos la adolescencia. Amigos de la pandi de verano... a la mayoría hacía diez años que no veía, la última vez celebrando los cuarenta del mismos homenajeado, a otros incluso más...
Sí, al principio fue un impacto, sobre todo al ver como a los hombres se les había caído el pelo y habían aumentado considerablemente su perímetro abdominal. He de decir que la mujeres estaban espléndidas, algunas incluso como el buen vino, los años las han hecho más hermosas...
Al rato después de los abrazos y de los saludos iniciales, del breve intercambio de puesta al día, nos fuimos relajando y cómo no, empezaron las batallitas, que si te acuerdas, que si aquel, que si ésta, que si ese día, que si eso no debemos contárselo a nuestros hijos... todos ahí en corrillo, parecía una terapia de grupo...De pronto casi dejé de escuchar lo que se decía y empecé a centrarme en cómo. Y ahí estaban todos esos chiquillos ahora en cuerpos adultos pero con los mismos gestos, los mismos dejes, las mismas actitudes que cuando teníamos apenas quince años. Jorge con su eterno tic de pierna, Nacho igual de gangoso, Mamen con sus comentarios ingenuos y su misma carita de muñeca, Pat igual de noble, ahora esta característica que de niña le trajo algún problema, se ha convertido en una de sus mayores virtudes. Nando, el jefe, bromista y bravucón como siempre....
Qué habrán pensado de mí?
Nos despedimos deseándonos otros felices diez años...
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