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17 de febrero de 2013

Y Un Tazón de Chocolate Caliente

Lo único bueno que tiene ponerse enfermo el fin de semana es que se tiene la excusa perfecta para vaguear del sofá a la cama sin ningún cargo de conciencia.
Si además afuera el tiempo no está muy apacible, hace frío y el cuerpo pide algo calentito, rematarlo con un chocolate a la taza mojando un croissant es el colmo de la felicidad para una inhóspita tarde de domingo.

Por las pistas se puede deducir que tan enferma no debo de estar!

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