
Creo que el hombre ya sabía cual iba a ser la reacción de los presentes más cercanos y de ahí su sonrisa y su tono algo elevado. Y como no, la respuesta no se hizo esperar. De pronto la cola de los pendientes de cobro reaccionó en cadena, bastó que el primero lanzase un "que susto!" para que todos los demás, la cajera y yo incluidas, estuviésemos a punto de santiguarnos como si hubiéramos visto al mismo demonio.
Creo que en susurros alguien invocó un vade retro...
Y seguro que este señor es una excelente persona. O no.
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