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6 de marzo de 2011

Cien Puertas

Durante muchos años, siempre que disponíamos de tiempo para compartir, cogíamos la camioneta y nos lanzábamos a la carretera para recorrer (y fotografiar) rincones y parajes de la península. Un verano decidimos hacer parte de la ruta del Camino de Santiago, paseábamos por la provincia de Navarra, se estaba poniendo el sol y como cada día, teníamos que encontrar un lugar que nos resultase lo suficientemente atractivo y acogedor para instalarnos a pasar la noche. En éstas que llegamos, no por casualidad, a los alrededores de Muruzábal, en la comarca de Puente la Reina y ahí en medio del llano, nos encontramos con la Iglesia de Santa María de Eunate. 
Aparcamos la camioneta y antes de iniciar los preparativos de cena y montaje de cama, decidimos hacer un paréntesis e inspeccionar el terreno. El lugar lo merece... Yo no conocía la existencia de este templo, excepcional por su planta octogonal y me pareció espectacular por su sencilla belleza. Pero a la vez era sobrecogedor... algo turbador se respiraba en el ambiente no se si por la hora, por el silencio, por la soledad... En ese momento partían los últimos visitantes y nos quedábamos nosotros solos, viajábamos con nuestro hijo mayor, que en ese momento era un bebé de poco menos de un año. Yo lo sostenía en brazos en gesto más protector que práctico.
Por fin llegó la noche oscura, era verano y el día se alarga hasta tarde... 
Cuando uno viaja con estas características, se acuesta temprano y amanece temprano también, pero esta vez amanecimos mucho más temprano de lo habitual. De pronto cuando apenas habían asomado los primeros atisbos de luz, escuchamos en el exterior una cantinela monótona acompañada del sonido de unos cascabeles extraños. Sorprendidos asomamos la mirada por entre las cortinillas y nos quedamos clavados mirando la escena que ahí se nos presentaba. Un grupo de unas quince personas, todos vestidos de blanco, con unas pulseras de conchas, bailaban y cantaban de forma muy peculiar, en círculo, haciendo algo que parecía una ofrenda. Era un baile francamente inquietante... he de reconocer que me asusté, temí por nosotros y en especial por mi niño... no sabía dónde iba a llegar esa situación.
Al ratito, cuando despuntaron los primeros rayos de sol, el grupo se dispersó. Mi recuerdo, pero creo que esto ya forma parte de la fantasía, es que cada uno salió caminando en sentido contrario a los ocho ángulos del templo, sin despedirse, como si estuviera implícito en el encuentro que no se trataba de algo personal....
Después he sabido que el misterio en torno al origen de Eunate, su excepcional arquitectura,  la utilización que hicieron de él como hospital de peregrinos, dormitorio de difuntos, referente para caminantes, lo convirtió en lugar de culto cristiano y santuario telúrico para quienes buscan fuerzas esotéricas.

6 comentarios:

  1. toda una experiencia..... apasionante!

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  2. Sí, fue un tanto surrealista el momento pero me alegro de haberlo vivido...

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  3. Helena, me encanta que escribas...

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  4. Uuuu, gracias Cristina has pronunciado las palabras mágicas...

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  5. Mis recuerdos coinciden en lo sustancial; algunos apuntes extras: eran 4 hombres y 4 mujeres vestidos de blanco; llevaban cascabelitos en talones y creo que también en muñecas; estaban en círculo y hacián unos cuantos pasos para después levantar al unísono brazos y exclamar una especie de "uhhhhhh"; volvían una y otra vez a ello; lo alucinante para mi fué la secuencia; semi-despertar en camioneta, escuchar alternancia de sonidos indescifrables de ritmicidad metálica acabadas en gran rebufo; a partir de ahí en medio de la incomprensión del semisueño y la secuencia de sonidos no registrados en la memoria, asomarse y poder dar una (alucinada) explicación a lo anterior; comprobar que además de nosotros habían llegado unos acampados que asomados al portal de su tienda se miraban ésta escena con rostros no menos alucinados

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  6. Imposible recordar a los vecinos, ni si eran cuatro y cuatro los danzantes, pero juraría que los cascabelillos eran de conchas... Ya sabes que yo soy un poco "bruja" y al llegar tuve un vibrato extraño... no se si lo transmití... en cualquier caso, como dice Borja "toda una experiencia".

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