.... Ese que dicen que nunca se olvida.
Amor adolescente, de todo o nada. De por ti lo dejo todo. De sin ti nada tiene sentido.
Amor sin perspectiva. Amor de presente. De no hay un antes ni un después.
Amor de olores, de tacto.
Amor que duele.
El amor de tu vida....
Y después de treinta años todo eso sigue teniendo sentido.
Solo cambia en que sí hay un después.
Después vinieron otros amores, otras ilusiones, planes de futuro, hijos.... Pero de alguna manera todos los demás fueron lo que fueron porque en lo más profundo del inconsciente algo tuvieron en común con el primero; la forma de vestir, la manera de caminar, el tono de voz, las manos, o una simple y superficial marca de moto.
No el olor, el olor no. El olor es personal e intransferible, o al menos la percepción que tenemos de él, por su capacidad de remontarnos a ese otro momento de nuestra vida que se nos re-presenta como un cóctel de emociones en el que los ingredientes de tiempo y espacio han perdido su protagonismo y que por unos segundos nos trasladan a un lugar que solo existe en nuestro corazón.
Queridísimo amor, me reconforta poder seguir amándote con la paz interior de saber que es puro amor al amor.
Siempre que se ama es porque se está vivo. El que no ama está muerto.
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