
Lo que me revienta de todo esto es que hay algunas personas que se permiten el lujo de llorártela para que les hagas una rebaja; pretenden que les regales tu tiempo y tu esfuerzo para que ellos puedan llegar a sus casas y disfrutar de esa bonita pieza que uno ha trabajado con toda su profesionalidad y casi siempre también con todo su cariño, argumentando, encima, que "las cosas están muy difíciles y hay que apretarse el cinturón". A mí me lo van a contar...
La clave de todo esto es muy simple:
Yo sí que trabajo sus piezas para pagar mi vivienda, la educación de mis hijos y la compra del super! Y además tengo la inmensa suerte de que me encanta hacerlo.
Es solo una cuestión de respeto...
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