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1 de junio de 2011

Trocitos de Mi Mundo

    Casi todos los días laborables recorro el mismo camino para ir y volver de trabajar. Algunas veces, pocas, me voy por la calle de arriba y otras, menos aún, por la de abajo. Diría que el noventa yyyy....siete por ciento de las veces recorro cuatro veces al día, dos de ida y dos de vuelta, la misma calle.
    Lo cierto es que es una ruta bastante agradable sobre todo si miras hacia arriba. Las alturas tienen rincones muy gratos de contemplar, quizás sea por su cercanía al cielo.
    Debería estar aburrida ¿no?, pues no, solo me cansa cuando estoy cansada de mi misma y eso que llevo casi doce años recorriéndola (bueno, conmigo misma llevo muchos más y aquí sigo...). Sin duda soy una mujer de costumbres.
    A lo que en realidad iba con esta reflexión es explicaros que hay un tramo de este caminito de no más de diez minutos a paso paseo, con una bocacalle que siempre, siempre, capta mi mirada. No se por qué pero me encanta.
    Me gusta su recorte desde esa perspectiva, cómo se dibuja la silueta de esa casona contra el cielo y cómo, a su vez, los árboles de su jardín trasero recortan la fachada de tochos del edificio de detrás.
    Me gusta ver cómo cambia dependiendo de la hora del día y según la estación del año; cuando llueve, si está nublado o hace sol....
    Si voy por la calle de arriba, o sea por su calle, paso por delante y ni me fijo. Quizás sea por eso que siempre o casi, cojo la misma calle....así veo ese trocito.

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