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16 de agosto de 2011

Dos Pasitos Pa Tras, o Tres...

Siguiendo con esto de la crisis últimamente me está acechando un pensamiento algo siniestro... 
Pensaba que con la de tiempo y esfuerzo que le ha costado al ser humano conseguir ciertos derechos durante mucho tiempo reservados a unos pocos, tales como la no discriminación por sexo y raza, el acceso a la educación y a la cultura, el derecho a una vivienda, a un salario justo, ciertas libertades... en fin, toda una serie de cosas que para algunos de nosotros solo son lineas en el libro de historia, que para nuestros hijos son "batallitasdelabuelo" y que para nuestros padres y abuelos era lo habitual, va a ser que vamos a volver para atrás y con ello a alimentar la capacidad de control de esos pocos que siempre son los mismos.
A saber, parece que si queremos una educación de nivel tendremos que llevar a nuestros hijos a una escuela o universidad privada, que si necesitamos atención médica o somos de una mutua privada o lo tenemos claro... que cuando lleguemos a la edad de la jubilación o no nos jubilamos o hemos pagado un considerable plan de pensiones o tenemos un patrimonio familiar que nos facilite la vejez...
Y lo que me parece más triste de todo esto es que tengo la sensación de que muchos matrimonios se aguantarán por no tener más remedio, el amor ya no  será el motor principal de esa unión, lo que hará que no siga cada uno su camino por separado no será la ilusión y el deseo de compartir una vida sino la imposibilidad de vivir por separado y sobre todo si se tienen hijos...
Hay que jo...fastidiarse! tantos años luchando por la ley del divorcio, por la aceptación de otros modelos de familia y sobre todo por la libertad de elegir, para que ahora, por pura subsistencia, tengamos que volver atrás y concebir de nuevo la familia y la pareja como un negocio, como una empresa de la que no te puedes desvincular porque el bolsillo no te lo permite.
Qué esta pasando? No somos capaces de mantener una forma de vida que nos permita ser un poco más libres? 
Realmente tengo una sospecha muy fea, quizás sean esos que se mal llaman "conservadores" quienes mueven los hilos haciendo nudos para que no nos escapemos. O no, quizás es que los seres humanos estamos en permanente estado de inmadurez y tras la rebeldía y la pataleta lo que necesitamos es que otro coja las riendas.
Hay quien dice que la historia es cíclica. ¿Vamos o volvemos?. El tiempo dirá...

2 comentarios:

  1. Yo no tengo una opinión formada, a priori, de casi nada. Y digo: casi. La verdad es que cuesta mucho tener una opinión de algo, una de verdad, una que sea tuya, como ese bosque de los duendes del que hablas - porque te leo, Helena- una opinión que sea como un descubrimiento, con todo el asombro que nos provoca, con el temblor que nos deja en el cuerpo. Una opinión.
    Y si de algo no tengo en absoluto opinión es de la humanidad, de los pasos que da, hacia adelante y hacia atrás. Pero esto que escribo es sólo un comentario. Mira, se me ocurre contarte que siempre me fascinaron las personas cojas de una pierna, tal vez porque yo estuve a punto de quedarme cojo cuando era niño. Recuerdo que entonces, a los nueve años de edad tenía que corregir cada paso porque de lo contrario, terminaba caminando en círculos. Pero debido a mi cojera empecé a leer. No podía hacer deporte como los otros niños, de modo que me quedaba eso, los libros. Fue un accidente, una especie de maldición.
    Por suerte, la cojera desapareció. Por eso amo la playa, las bicicletas, la montaña, el verano. Pero se me va la cabeza. ¿Qué tiene que ver esto con la humanidad? ¿Qué es a fin de cuentas la humanidad? Tú que eres antropóloga. Yo sigo siendo un cojo que tiene que esforzarse un poco más que los demás y centrarse en su propio paso. Un cojo que a pesar de todo, descubre que sabe adónde va. Y camina.
    (Sé que debería terminar este comentario con la frase "Y camina.", pero esto es un regalito, algo que acabo de leer y que no tiene nada que ver con la humanidad ni con la cojera ni con nada de nada. Podría buscar una asociación con lo que te iba contando, y sé que debería cuidar más el estilo, trabajarlo un poco, pero me interesa lo imprevisible, lo que hay de imprevisible en cada uno de nosotros. En realidad intentamos darle un sentido a las cosas, cuando la mayoría de ellas, o la minoría, no lo sé, pero algunas de las que valen la pena suceden porque sí. Son como algo arrancado al vacío. Y ya no me enrollo más. Hay un personaje de Natalia Ginzburg, una chica bastante perdida, una calamidad de chica que dice en algún momento: Yo no me quiero casar con un hombre que me dé pena. Quiero casarme con un hombre que me dé envidia.
    Lo sé, encontraré comentarios mejores. Tampoco es un gran pensamiento. Esto no es Montaigne, ni Lichtenberg. La chica es una verdadera calamidad. Pero no está mal como pequeño pensamiento. Te lo dije: No es un regalo. Es un regalito.

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  2. Pues gracias por el regalito, yo si me caso lo haré por amor! :-)
    Y mira, dicen que no hay mal que por bien no venga y yo creo que cojos estamos todos, tú te curaste (qué bien!) otros quizás no lo hagan (hagamos?) nunca...

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