Hay días en que mi cerebro parece que fuese un colador, por algún motivo deja de retener ciertos pensamientos o recuerdos y deja que se fuguen por los orificios destinados a ese fin. Dependiendo del momento y de su capricho y supongo que también de la cantidad de pensamientos inútiles acumulados, el flujo al exterior es más o menos intenso.
Hay veces que esos pensamientos o recuerdos que afloran son tranquilos, relajantes y se agradece que se hagan visibles.... Otras sin embargo tienen un componente inquietante, un retrogusto que deja el cuerpo con un nosequé algo desagradable...
Hay veces que esos pensamientos o recuerdos que afloran son tranquilos, relajantes y se agradece que se hagan visibles.... Otras sin embargo tienen un componente inquietante, un retrogusto que deja el cuerpo con un nosequé algo desagradable...
A veces son recuerdos casi oníricos, otras son tan reales, tan presentes, que parece mentira que sólo sean recuerdos.
Creo que hay quien opina que estos pensamientos obedecen a situaciones vividas no resueltas, o no resueltas cómo a uno le habría gustado...
También hay quien es capaz de reciclarlos y reutilizarlos, como el agua de hervir la verdura que se puede utilizar para regar las plantas, como un autoabono natural...
Sí, podría ser... en lugar de echarlos, o intentarlos echar, por el sumidero sería interesante y mucho más productivo si pudiésemos recogerlos, dejar que se enfríen y reutilizarlos en positivo...
Lo intentaré! ... En una de éstas me tomo un descanso...
Qué cosas te pasan Helena... A mi se me escapan por el desaguadero, y se me pierden definitivamente,,, ni reciclaje ni ná...
ResponderEliminarGracias por tus comentarios Cristina, siempre haces que, por lo menos, sonría y hoy incluso que me ría. Aunque disculpa que no acabe de creerte!
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