Pues sí, cada cierto tiempo hago orden en mis cajones.
Me he dado cuenta de que además de ser una tarea básicamente práctica porque llega un momento en el que el batiburrillo es tal que resulta difícil encontrar algo a la primera y claro, de tanto hurgar al final aquello se convierte en un batiburrazo... lo más interesante es que de pronto aparecen cosas que en su día guardé ahí, por eso de preservar la intimidad y en el ataque de orden aparecen por sorpresa.
A veces la sorpresa es grata, otras hace que te remontes al pasado con cierta dosis de nostalgia. Otras piensas: "¿por qué guardé yo esto?".
La sorpresa menos deseable es cuando al descubrir ese recuerdo lo miras con tanta extrañeza que te llega a provocar cierto rechazo emocional, como si no fuese con un@...
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