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14 de septiembre de 2010

Cada Maestrill@ su Librillo II

Ahora que se acerca el principio de curso recuerdo un comentario que no falla nunca entre mis alumn@s principiantes.
Cuando llega el momento del acabado, si la pieza lo requiere, les enseño a barnizar a muñeca, a la antigua usanza, cogiendo un pedacito de tela de algodón o hilo y rellenándolo de una bolita de cabos de algodón previamente impregnada con el barniz en cuestión, la mayoría de las veces goma-laca.
Les digo que deben ir aplicándolo sobre el mueble primero en circulítos para ir rellenando el poro de la madera e ir remojándolo de nuevo a medida que se les vaya secando.



La pregunta siempre es la misma ¿Cuantas veces? y mi respuesta también es siempre la misma ¡Muchííísimas!. Se que esto les produce cierto desconcierto, un@ quiere saber cuanto tiempo tiene que dedicar, pero en la restauración, como en tantas otras cosas, lo más importante es la paciencia. No hay reglas exactas, cada objeto requiere sus tiempos y sus atenciones.


La paciencia (y la experiencia) son las madres de la ciencia!

2 comentarios:

  1. lástima que no estemos más cerca... me encantaría ir a esas clases...

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  2. Sí, sería fantástico... lo pasaríamos muy bien!

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