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7 de febrero de 2011

Otro Desenfundable

Parece que esto de las fundas me trae de cabeza, esta vez se trata de mi querido edredón nórdico, tan calentito, tan confortable, tan cómodo...
Sí, eso cuando ya lo tienes enfundado y colocado!.
Meterlo dentro de la funda es un auténtico suplicio, primero acierta a la una el largo y no el ancho,  luego consigue que llegue hasta el final sin enredarse y después, estíralo para que quede bien parejito en la cama, que no arrastre por un lado y  alcance por el otro...
Si pides ayuda es casi peor, por que acabas peleado con el edredón y con el asistente...
En fin que cambiar la funda es todo un ejercicio físico y mental, es una prueba de paciencia y tesón a la que estamos obligados con la frecuencia que nos dicte nuestra capacidad de aguante. 
A pesar de todo...
La mantita, para el sofá!

2 comentarios:

  1. Gracias Helena,

    Muchos son los días que me acuerdo de esta entrada, me hizo sonreir cuando la leí porque visualicé todas las veces que me he peleado con mi edredón.

    Yo tengo mi batalla personal con las perchas de mi armario ¿le pasa a todo el mundo ó son mis perchas las que se empeñan en enredarse unas con otras? Y mientras batallo con una de ellas para poder colgar una prenda ahora resulta que me rio porque me acuerdo de tu lucha (la de casi todos) con el nórdico.

    Ya ves, lo que antes me ponía de los nervios ahora me hace sonreir !Y todo gracias a ti!

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  2. Pues me alegro muchísimo de aligerarte el orden de tu armario, ahora seré yo la que me acuerde de ti cuando cuelgue la ropa y también aparecerá la sonrisa :-) . Besos

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