Uno comienza a escribir la novela con una idea preconcebida de lo que quiere que pase en el transcurso de su desarrollo.
Piensa que las cosas tienen que irse sucediendo de una manera determinada y se desconcierta cuando toman otro rumbo.
Al empezar tiene unos parámetros muy bien definidos en los que cree debe sustentarse.
Pero ah!...las cosas no son siempre como uno se las había imaginado...
Cuando restauro un mueble me encuentro en una situación similar. Lo ves, te haces un programa...pero cuando empiezas a trabajar te vas encontrando con imprevistos que tienes que solucionar porque has adquirido un compromiso.
En el último proceso tienes que aprender a parar, a decir hasta aquí. Si no, es muy posible que el ansia de perfección te lleve a estropearlo.
Tenemos que aprender que nuestra mirada siempre enfoca hacia aquello que más nos molesta, pero al final es más importante el aspecto general.
Saber parar a tiempo y a la vez estar satisfecho del resultado es una buena fórmula para no arrepentirse de lo que ya se hizo.
La vida también se va haciendo por capítulos, anticiparse sirve de bien poco...
Trataré de recordármelo!
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