No soporto el pimiento crudo.
En otras reflexiones ya he comentado mi gusto por la comida. Creo estar en disposición de definirme como muy poco maniática al respecto. Tanto me gusta un buen puchero como un plato de diseño. Me gustan incluso los caracoles y las ancas de rana, pero con el pimiento crudo no puedo.
Lo bueno es que acostumbra a haber algún comensal cercano que lo va haciendo desaparecer con aquello de:
¿No te lo vas a comer?
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