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29 de octubre de 2010

Hogar, dulce Hogar...

Jueves 21'30, saliendo del centro donde doy mi clase semanal de restauración de muebles... 
De pronto un griterío de mujer desconsolado e histérico en la calle, ¿qué pasa?. 
La mujer señalaba hacia abajo, era lo único medianamente razonable que atinaba a hacer. 
El objetivo, un hombre joven y corpulento que caminaba tranquilamente. 
Se hizo un corrillo de gente, básicamente otros hombres. Mientras se ponían de acuerdo en qué hacer el sospechoso seguía avanzando. Ahora se pone a corretear y, supongo que viéndose perdido, se tira al suelo, boca abajo, con los brazos extendidos. Así dos veces. 
...Mientras tanto: 
-"Cuidado lleva un cuchillo!" 
-"Ya llega la policía!"...
-"Está colgado, no te acerques!"
Sí, la policía llegó... yo no se qué grado de culpabilidad tendría ese hombre, sólo se que la imagen era sobrecogedora. El presunto agresor inmóvil en la fría y sucia acera...los policías pisándole la espalda y el cuello. No paraban de gritarle. El tipo no se quejaba.
Yo sólo quería poder pasar sin riesgo y llegar a mi casa. 
A mi hogar....
Reconozco que tenía sentimientos contradictorios...

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